La bofetada de los indicadores económicos se veía venir y, en este caso, ha sido de proporciones históricas. Ayer, se dio a conocer que el PIB de España se desplomó un 18,5% entre los meses de abril y junio de este año, constituyendo su mayor caída desde que se comenzaron a registrar dichas estadísticas en 1970. Se trata de un dato que refleja la delicada situación en la que está sumido el país debido a la parálisis que ha provocado la crisis sanitaria, y que también tiene eco en las Islas, heridas casi de muerte económicamente tras la cuarentena decretada por Reino Unido, que, de acuerdo con el presidente canario, Ángel Víctor Torres, podría solucionarse a lo largo de la próxima semana, al estar teniendo lugar conversaciones al más alto nivel entre las administraciones de ambas naciones.
Según fuentes del Gobierno canario consultadas por DIARIO DE AVISOS, las previsiones apuntan a que el Archipiélago ha visto contraer su Producto Interior Bruto -en el mismo periodo- hasta cinco puntos más que el Estado. Y, si bien reconocen que el escenario es, aparentemente, del todo desfavorable, “en cuestión de seis meses” podría comenzar la recuperación, en la medida en que no estamos ante una recesión al uso, motivada por uno de los ciclos habituales de la economía, sino ante circunstancias excepcionales de carácter sanitario, por lo que, una vez desarrollada una vacuna eficaz contra el virus, se prevé un “crecimiento sostenible”.
De otra parte, respecto a la posibilidad de que el Ejecutivo canario adopte la decisión de aumentar los impuestos o efectuar recortes en los presupuestos para hacer frente a los efectos de la pandemia, las mismas fuentes señalan que, al menos por el momento, “está descartado” de cara a este ejercicio y el que viene. Más bien, matizan, se manejará una cantidad “similar” para las cuentas. Ello, a pesar de la incertidumbre sobre la merma de los ingresos fiscales -que se calcula actualmente alrededor de los 928 millones de euros-, o la cifra de la financiación autonómica. Además, insisten en que la reanudación de la actividad turística supondrá un impulso, pudiendo “remontar” casi por completo en un plazo aproximado “de dos a tres años”. La CEOE tinerfeña también fijó ayer en tres años la recuperación.