Durante estos meses de confinamiento hemos podido observar cómo los hábitos y preferencias de los consumidores han ido cambiando de manera drástica en diferentes ámbitos de nuestra vida diaria.
Todas estas variaciones han derivado en un cambio en la manera de vivir en nuestro hogar. Si bien antes valorábamos muy positivamente espacios bien sectorizados y diferenciados, ahora se apuesta por ambientes versátiles y polivalentes ya que muchas de nuestras actividades familiares se realizan en un mismo lugar.
En este último tiempo hemos visto un cambio de tendencia en la búsqueda de nuestra próxima vivienda. Según diversas encuestas y referencias de portales como idealista lo más demandado desde hace semanas han sido los espacios en contacto con el exterior, ya sean terrazas, jardines, azoteas, patios…en definitiva, viviendas con una mayor relación entre el interior y el exterior. Aunque ahora nos parezca un requisito totalmente indispensable en la elección de una nueva vivienda, contrasta con las prácticas que venimos realizando en los últimos años con el cierre de terrazas para ganar metros hacia dentro.
La iluminación de nuestra vivienda se ha visto necesariamente modificada con el confinamiento. Inevitablemente hemos tenido que adaptar nuestro entorno; donde antes sólo comíamos ahora estudiamos o trabajamos, donde antes veíamos la televisión o leíamos un libro ahora también hacemos deporte, en definitiva, estas nuevas costumbres han generado la necesidad de disponer de diferentes tipos de iluminación para la actividad que realicemos en cada momento.
Estos requerimientos se antojan de cara al futuro, cada vez más relevantes por parte de los consumidores, primero por la cantidad de tiempo que pasamos en nuestros hogares y segundo por las peculiaridades de estos que pueden afectar a la salud. En ese sentido, el control por parte del usuario de los sistemas y funcionalidades de la vivienda, tomando el control de la iluminación, calefacción, climatización o calidad del aire, son cada vez más una realidad gracias al IoT (Internet de la Cosas), un sistema centralizado de domótica en la que se recopilan órdenes y procesos para mejorar el confort en nuestra propia casa.