Ya ha pasado un año desde que entró en vigor la ley hipotecaria, bautizada oficialmente como Ley de Crédito Inmobiliario 5/2019. Una normativa que llegó al mercado con tres años de retraso, envuelta de polémica y con la promesa de aportar más seguridad y transparencia a la firma de nuevos préstamos, tanto para el consumidor como para la banca.
Su llegada supuso una revolución para el mercado e importantes caídas en las nuevas operaciones en los primeros meses de funcionamiento. En junio de 2019, por ejemplo, las formalizaciones de nuevas hipotecas sufrieron su mayor descenso interanual desde 2013, el peor año de la crisis para el sector inmobiliario, mientras que en agosto las firmas registraron su peor dato en más de tres años. Con el paso de los meses, el sector poco a poco se fue adaptando a la nueva realidad, aunque la llegada de la crisis del coronavirus ha frenado en seco la recuperación.
Según los datos de los notarios, en abril la firma de nuevos préstamos para la compra de viviendas se desplomó un 57,2% interanual, con apenas 10.597 hipotecas formalizadas. Se trata de la segunda mayor caída de la historia y del peor dato de nuevas operaciones en casi cinco años.